"Los millonarios del futuro serán los fontaneros, carpinteros o electricistas", afirma el CEO de NVIDIA, Jensen Huang
El CEO de NVIDIA, Jensen Huang, ha sorprendido al afirmar que los profesionales mejor posicionados en el futuro no serán los programadores ni los ingenieros, sino los electricistas o los fontaneros. La expansión imparable de la inteligencia artificial y la construcción masiva de centros de datos está disparando la demanda de técnicos cualificados, situando a los oficios en el centro del nuevo mercado laboral.
En un giro que rompe con el discurso tradicional sobre el futuro profesional, Jensen Huang — CEO de NVIDIA — lanzó recientemente una predicción provocadora: “Los millonarios del futuro serán electricistas, fontaneros o carpinteros”. Lejos de ser una exageración, la afirmación apunta a una transformación profunda del mercado laboral impulsada por la inteligencia artificial (IA).
El argumento de Huang es claro: el auge de la IA no vive en la nube, sino en centros de datos gigantescos que necesitan una infraestructura física muy pesada — cableado, electricidad, refrigeración, redes… — y mantenimiento continuo. “Vamos a necesitar cientos de miles de técnicos cualificados para construir todas estas fábricas”, explicó, refiriéndose a los futuros centros de datos globales.
En un mercado saturado de titulados universitarios, los oficios técnicos adquieren nuevo valor y escasez. Las previsiones apuntan a un desigual equilibrio: menos personas dispuestas a formarse en oficios manuales, frente a una creciente demanda de mano de obra especializada. Una oportunidad, por tanto, para aquellos que decidan apostar por la formación práctica.
¿Significa esto que la universidad ha perdido su razón de ser? No necesariamente. Pero sí invita a repensar la jerarquía, y a valorar de nuevo la formación técnica, la FP, los oficios. En una sociedad que celebra la automatización, los trabajadores que sepan tocar cables, reparar tuberías o mantener servidores pueden convertirse en la base que sostiene el futuro digital.
Para profesionales, jóvenes o familias orientando a sus hijos: quizá sea el momento de reconsiderar ese máster que siempre se ha visto como la fórmula del éxito. Porque el futuro — muy digital, muy tecnológico — podría necesitar, sobre todo, manos bien formadas.
